Cualquier dispositivo que trabaja con energía eléctrica emite campos electromagnéticos que varían en intensidades, por lo que todo el tiempo estamos rodeados de ellos y dondequiera que haya alguno de estos va a haber contaminación electromagnética, advierte Roberto Linares y Miranda, participante en la investigación, en un comunicado.
Más de 300 ratones divididos en cinco grupos fueron expuestos a 860 MHz con 0.5 W de potencia, lo que correspondería a un teléfono celular de segunda generación (2G), y a 2.4 GHz con 0.1W de potencia, como lo que emite un modem de WiFi.
Los investigadores detectaron estrés oxidativo, esperma/daño testicular, efectos neuropsiquiátricos, apoptosis, daño del ADN de sangre periférica a etapa adulta, efectos genotóxicos sobre el desarrollo físico y motor.
“Es una contaminación que no se ve ni se siente, específicamente por el internet que es un derecho de la humanidad. Consideramos que las grandes controversias del tema se deben a que los efectos sobre la salud en seres vivos no son inmediatos, se requiere analizar efectos en varias generaciones, ya que intervienen, además del medio ambiental electromagnético, los comportamientos complejos de la sociedad y de ellos mismos”, señala el reporte.
Los efectos de la contaminación electromagnética en seres humanos es muy variable, pues depende de factores biológicos y de la manera en que se adapten a la exposición a estos campos, explica en IPN.
Agrega que,si bien el uso de varios dispositivos a la vez resulta en una acumulación de la influencia de los campos electromagnéticos en el ser humano, no es como si se tratara de una suma simple, sino que en este caso se trata de una suma vectorial, en la que influye incluso la dirección de la que proceda el campo.